domingo, 17 de agosto de 2008

Razones suficientes para no sentirse culpables


Hay muchas causas aparentes y en teoría siempre podemos encontrar un ramillete de explicaciones suficientemente coherentes a modo de excusas para justificar los errores. No había suficiente presupuesto, la idea llegó a los receptores en un momento inadecuado, se cruzó el fatídico 11 de septiembre, el anunciante nos obligó a un posicionamiento incorrecto, la competencia hizo una campaña casi a la vez con lo que hubo que dividir el número de ventas, falló el apoyo en marketing directo, el producto no valía gran cosa, el precio era caro, no estaba el producto en el punto de venta en el momento adecuado, nevó, etc., etc. En las agencias de publicidad siempre se encuentran razones suficientes para no sentirse culpables. Y es lógico, porque si no acabaríamos paranoicos. Pero no es verdad.